La congelación es un eficiente sistema de conservación de alimentos, retirándoles el calor hasta que la temperatura apropiada alcance su interior. Para proporcionar tales condiciones de temperatura y merecer la designación de FREEZER, el congelador debe operar a -18 grados centígrados al mínimo. Una vez congelado, el alimento se vuelve rígido. En esta etapa, el desarrollo de microorganismos y el consiguiente proceso de deterioro son drásticamente retardados.
La congelación no altera las características de los alimentos al natural o ya preparados, conservando su sabor, coloración y propiedades nutritivas, siempre que estén sometidos al mismo en buenas condiciones y de acuerdo con las técnicas recomendadas.
Las ventajas de la congelación son innumerables y se evidencian a medida que el usuario se familiarice con el congelador.