Fuente: INCA
El cáncer de próstata es el segundo cáncer más común entre los hombres, detrás del cáncer de piel no melanoma. Se considera un cáncer de la tercera edad, ya que alrededor del 75% de los casos en el mundo ocurren a partir de los 65 años.
La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductor masculino, ubicada debajo de la vejiga. Su función principal es la producción de esperma. El cáncer de próstata ocurre debido al trastorno en la multiplicación de sus células.
Prevención
El tacto rectal permite al médico evaluar cambios en la glándula, como el endurecimiento, siendo el método más preciso para identificar nódulos sospechosos. El análisis de sangre para medir la dosis de PSA (antígeno prostático específico) también se realiza para complementar el diagnóstico.
Las personas sin síntomas, pero que pertenecen a grupos con una mayor probabilidad genética (con un padre o un hermano diagnosticado con cáncer de próstata), pueden optar por la detección de la enfermedad. Sin embargo, deben hablar con el profesional de la salud sobre los riesgos y beneficios que implican las pruebas de detección.
Síntomas
En su etapa inicial, el cáncer de próstata tiene una evolución silenciosa. Muchos pacientes no presentan síntomas o, cuando los presentan, son similares a los del crecimiento benigno de la próstata (dificultad para orinar, necesidad de orinar con más frecuencia durante el día o la noche). En la etapa avanzada, puede causar dolor de huesos, sangre en la orina o, cuando es más grave, infección generalizada o insuficiencia renal.
Tratamiento
Para la enfermedad localizada (que solo alcanzó la próstata y no se extendió a otros órganos), se puede ofrecer cirugía, radioterapia e incluso observación atenta (en algunas situaciones especiales). Para la enfermedad localmente avanzada, se ha utilizado radioterapia o cirugía en combinación con tratamiento hormonal. Para la enfermedad metastásica (cuando el tumor ya se ha extendido a otras partes del cuerpo), el tratamiento más adecuado es la terapia hormonal.